El sillon del diablo

La historia del Sillón del Diablo, también conocido como el "Sillón Maldito", es una leyenda oscura y aterradora que proviene de la ciudad de Valladolid, en España.

El Sillón del Diablo se encuentra en la Casa de Zorrilla, el hogar del famoso poeta y dramaturgo español José Zorrilla. Según la leyenda, el sillón perteneció a un sacerdote llamado Don Juan, quien vivió en la casa durante el siglo XVIII. Se dice que Don Juan practicaba la alquimia y la brujería, y que realizó un pacto con el diablo. Como parte de este pacto, se dice que el sillón quedó maldito.

La maldición del sillón establece que cualquier persona que se siente en él enfrentará una muerte prematura y violenta. A lo largo de los años, ha habido varios relatos de personas que, tras sentarse en el sillón, sufrieron accidentes fatales o enfermedades repentinas. La leyenda se ha transmitido de generación en generación, y muchos creen que el sillón realmente está maldito.

Hoy en día, el Sillón del Diablo sigue siendo una atracción en la Casa de Zorrilla, pero está protegido y nadie puede sentarse en él. La historia del sillón maldito continúa fascinando a los visitantes y es una de las leyendas más inquietantes de Valladolid.

La silla de Thomas Busby

La historia de la Silla de Thomas Busby, también conocida como la "Silla Maldita de Busby," es una leyenda aterradora de Inglaterra que ha perdurado durante siglos.

Thomas Busby era un criminal y asesino del siglo XVII que vivía en North Yorkshire. En 1702, Busby fue condenado a la horca por asesinar a su suegro, Daniel Auty, con quien había tenido una disputa. Antes de su ejecución, Busby supuestamente lanzó una maldición sobre su silla favorita en una taberna local, diciendo que cualquiera que se sentara en ella enfrentaría una muerte prematura y violenta.

Con el tiempo, la silla maldita adquirió una reputación siniestra. Según la leyenda, muchos de los que se atrevieron a sentarse en la silla de Busby sufrieron accidentes fatales o muertes misteriosas poco después. Entre las víctimas se incluyen soldados durante la Segunda Guerra Mundial, obreros de la construcción y visitantes curiosos, todos los cuales supuestamente murieron en circunstancias trágicas tras sentarse en la silla.

Debido a la creciente notoriedad de la maldición, el propietario de la taberna decidió retirar la silla y guardarla en el sótano para evitar más desgracias. En 1978, la silla fue donada al Museo de Thirsk, donde actualmente se exhibe colgada en la pared para que nadie pueda sentarse en ella.

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